La Confederación General del Trabajo (CGT) realizó un paro nacional de 24 horas en rechazo a las políticas económicas del gobierno de Javier Milei. La huelga tuvo un fuerte acatamiento en el sector del transporte, la educación, la salud y las dependencias públicas.

Desde temprano, las principales ciudades del país registraron una marcada disminución en la circulación, con trenes, colectivos y subtes completamente paralizados. Los hospitales funcionaron con guardias mínimas y no hubo actividad en bancos ni tribunales.

Los gremios denunciaron despidos masivos, pérdida del poder adquisitivo y un deterioro general de las condiciones laborales. Exigieron una mesa de diálogo urgente con el Ejecutivo para frenar lo que consideran una “ola de ajustes regresivos”.

El gobierno desestimó la medida de fuerza y acusó a la CGT de actuar con motivaciones políticas. Funcionarios del gabinete nacional aseguraron que no darán marcha atrás con las reformas estructurales en curso.

A pesar de las tensiones, el paro evidenció la capacidad de movilización sindical, algo que puede condicionar las próximas decisiones oficiales. Se espera una nueva ronda de protestas si no hay respuestas concretas.

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