En la esquina de Avenida Belgrano y Perú, el Otto Wulff sorprende con su fachada repleta de figuras esculpidas que suman 680 ojos, convirtiéndose en un ícono del estilo Art Nouveau y del patrimonio arquitectónico porteño.

En el barrio de Monserrat, el edificio Otto Wulff se alza como una de las construcciones más singulares de Buenos Aires. Diseñado por el arquitecto danés Morten F. Rönnow y construido entre 1912 y 1914, este edificio de diez pisos y 60 metros de altura fue una de las primeras estructuras en Argentina realizadas con hormigón armado a gran escala.

Su fachada es una verdadera obra de arte: alberga 340 rostros esculpidos, cada uno con dos ojos, totalizando 680 ojos que parecen observar a los transeúntes. Estas esculturas incluyen figuras humanas, animales mitológicos, rostros, escudos, dragones y águilas de dos cabezas, muchas de ellas inspiradas en la mitología nórdica y en motivos del nacionalismo escandinavo.

Además, ocho atlantes de cinco metros de altura representan a los trabajadores que participaron en la construcción: herrero, carpintero, forjador, aparejador, albañil, escultor, jefe de obras y el propio arquitecto.

El Otto Wulff no solo destaca por su estética, sino también por su historia. Fue construido en el terreno que anteriormente ocupaba una antigua residencia colonial en la que vivieron Manuel Belgrano y otros personajes históricos . Hoy, este edificio es considerado Patrimonio Arquitectónico Protegido y forma parte del Catálogo de Edificios de Valor Patrimonial de la ciudad.

Para quienes transitan por el centro porteño, el Otto Wulff ofrece una experiencia única: una fábula de piedra que invita a descubrir los secretos y simbolismos que esconde cada una de sus figuras esculpidas.

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