La inflación y la devaluación llevaron el precio del asado a entre $12.000 y $15.000 por kilo, superando el valor en capitales europeas. Desde la Cámara de Matarifes advierten que la incertidumbre económica y la falta de políticas claras están dejando a muchas familias sin posibilidad de comprar carne vacuna.
El consumo de carne vacuna atraviesa uno de sus momentos más críticos en Argentina. La combinación de inflación, devaluación y pérdida del poder adquisitivo llevó el precio del asado a niveles récord: entre $12.000 y $15.000 por kilo, por encima del valor en ciudades como París. Esta paradoja golpea directamente a uno de los alimentos más emblemáticos de la mesa nacional.
Leonardo Rafael, presidente de la Cámara de Matarifes, advirtió que la incertidumbre económica redujo drásticamente las ventas y modificó los hábitos de consumo. Muchas familias optan por alternativas más económicas, como pollo o cerdo, y algunas carnicerías recurren a la venta de medias reses para abaratar costos, aunque no se trata de una solución generalizada.
El dirigente también cuestionó la falta de políticas claras para el sector ganadero. “Argentina tiene millones de cabezas de ganado, pero sin dirección del Estado. No falta producción, falta una política de carne”, señaló. En este contexto, uno de los símbolos más tradicionales del país enfrenta un retroceso histórico.






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