El nombramiento de Pablo Quirno como ministro de Relaciones Exteriores refuerza el eje económico entre Buenos Aires y Washington. Energía, minería y tecnología concentran los proyectos más relevantes.

La designación de Pablo Quirno al frente de la Cancillería marca un giro estratégico en la relación entre la Argentina y Estados Unidos. El economista, con vínculos directos con el Tesoro norteamericano y los principales organismos multilaterales, será el encargado de canalizar las inversiones que ingresarán al país a través del Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI).

Con experiencia en el área financiera y una agenda centrada en la atracción de capital extranjero, Quirno es visto en Washington como una figura clave para garantizar estabilidad y certidumbre. Su llegada fue celebrada por la administración de Donald Trump, que considera prioritario fortalecer la cooperación económica y el acceso de sus empresas a los recursos estratégicos argentinos.

El nuevo canciller participó de encuentros internacionales con líderes del sector minero y energético, consolidando vínculos con fondos de inversión y compañías interesadas en proyectos de litio, oro y uranio. En los últimos meses, el gobierno aprobó iniciativas por más de 6.000 millones de dólares y mantiene en carpeta otros 17.000 millones, principalmente en provincias del norte.

Además del interés por la minería, la cooperación bilateral se extiende a la tecnología y la energía. La empresa estadounidense OpenAI, junto a la firma argentina Sur Energy, anunció una inversión récord de 25.000 millones de dólares para construir un megacentro de datos de inteligencia artificial en la Patagonia, el mayor proyecto tecnológico de América Latina.

Según datos de Analytica, el stock de inversión directa estadounidense en Argentina supera los 31.800 millones de dólares, siete veces más que el de China, y se concentra en hidrocarburos, manufacturas y telecomunicaciones. Con el impulso del RIGI y una diplomacia más activa, el gobierno busca consolidar a Estados Unidos como su principal socio estratégico.

El embajador norteamericano en Buenos Aires, Peter Lamelas, destacó que el nuevo escenario “marcará un antes y un después para la economía argentina” y aseguró que las empresas de su país “están al borde de invertir una cantidad de capital sin precedentes en la República Argentina”.

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