La exigencia constante por “estar bien”, mostrarse feliz y cumplir con las expectativas sociales propias de las fiestas convierte a diciembre en un mes especialmente desafiante desde lo emocional. La presión por cerrar el año con logros, celebrar sin fisuras y sostener un clima de bienestar permanente muchas veces deja poco espacio para el cansancio, la tristeza o la ambivalencia, generando una sobrecarga interna que puede intensificar el malestar.

Las celebraciones de fin de año suelen presentarse como un tiempo de encuentros, balances y disfrute, pero para muchas personas diciembre también concentra una carga emocional significativa. A las reuniones familiares se suman tensiones vinculares, presiones sociales y la sensación extendida de que existe una obligación implícita de mostrarse bien, incluso cuando el estado interno no acompaña.

Especialistas en salud mental advierten que este período incrementa la demanda emocional y relacional, tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Quienes atraviesan las fiestas con mayor bienestar cumplen un rol clave si logran sostener una actitud empática, generando espacios de encuentro auténticos y atentos a las necesidades de quienes se sienten más frágiles o desbordados.

Los registros del Servicio de Psiquiatría del Hospital Italiano muestran que durante diciembre las consultas aumentan alrededor de un 20% en comparación con el promedio anual, lo que da cuenta del impacto emocional del cierre de año. Las expectativas sobre cómo deberían ser los vínculos, las celebraciones y los sentimientos intensifican la brecha entre lo idealizado y lo real, generando ansiedad, culpa y malestar, especialmente cuando las dinámicas familiares cambian, hay ausencias, conflictos o distancias.

Desde una mirada integral, los profesionales señalan que diciembre también reactiva duelos y nostalgias que van más allá de la pérdida de personas, incluyendo tradiciones que ya no existen, vínculos modificados o rituales que no pueden sostenerse. Frente a este escenario, recomiendan no forzar estados emocionales, reconocer lo que se siente sin juzgarse, comunicar límites con claridad, flexibilizar expectativas y adaptar las celebraciones a las posibilidades reales, priorizando el cuidado emocional por sobre el cumplimiento de mandatos sociales.Emociones de fin de año: claves para atravesar diciembre

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