A lo largo de 2025, los agentes de tránsito realizaron más de 470 mil controles vehiculares, de los cuales solo el 0,97% arrojó resultado positivo, lo que refleja un alto nivel de cumplimiento de las normas por parte de los conductores.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informó que durante la noche del 24 de diciembre se incorporarán 30 nuevos puestos de control de alcoholemia. La medida apunta a reforzar los operativos preventivos en distintos barrios porteños, en un contexto en el que una proporción significativa de los siniestros viales está asociada al consumo de alcohol al volante.
Durante 2025, los agentes de tránsito realizaron más de 470 mil controles, con un nivel de resultados positivos inferior al 1%, lo que refleja una baja incidencia relativa pero persistente del problema. En ese período, además, se retuvieron más de cuatro mil licencias de conducir como consecuencia de infracciones vinculadas a alcoholemia. Los operativos se llevan adelante mediante un sistema de “método embudo”, que reduce la velocidad de circulación, permite liberar el tránsito ante congestiones y mejora las condiciones de seguridad para el personal y los conductores.
Cuando un automovilista arroja resultado positivo, se procede a la suspensión de la licencia por un plazo mínimo de dos meses, al acarreo del vehículo y a la obligación de regularizar la situación ante los organismos correspondientes. Las sanciones varían según el nivel de alcohol en sangre: con dosajes intermedios se aplican multas económicas, inhabilitaciones temporarias y retención del registro, mientras que en los casos más elevados se prevén sanciones más severas, que incluyen mayores multas, períodos prolongados de inhabilitación o incluso arresto. La negativa a realizar el test también implica una multa elevada y el secuestro del vehículo.





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