En una semana marcada por temperaturas extremas, con registros que pueden acercarse a los 40 grados, resulta clave contar con información clara sobre los espacios disponibles para resguardarse del calor y reducir los riesgos asociados a la exposición prolongada a las altas temperaturas.
Ante la advertencia del Servicio Meteorológico Nacional, que ubicó a la Ciudad de Buenos Aires en nivel naranja por temperaturas elevadas con potencial riesgo para niños pequeños y personas mayores de 65 años, el Gobierno porteño puso a disposición 82 refugios climáticos abiertos al público. Se trata de espacios frescos y confortables pensados para que vecinos y visitantes puedan resguardarse del calor, descansar y continuar con sus actividades cotidianas de manera segura.
Estos refugios funcionan en edificios cerrados con aire acondicionado o condiciones térmicas más agradables, como escuelas, bibliotecas y centros culturales, además de algunos museos emblemáticos. También se incluyen espacios al aire libre con abundante sombra y vegetación, que ayudan a mitigar el impacto del calor. El programa comenzó hace dos años con el Jardín Botánico como primer punto y fue ampliándose progresivamente hasta alcanzar la red actual, que hoy es utilizada de manera regular durante las olas de calor.
Si bien los refugios están pensados como lugares de descanso y alivio térmico, no brindan atención médica. Ante síntomas como mareos, dolor de cabeza, náuseas, deshidratación o malestar general, se recomienda acudir a un centro de salud o solicitar asistencia inmediata al SAME. En paralelo, la Ciudad reforzó los operativos de emergencia y dispuso guardias preventivas por posibles cortes eléctricos. Además, se aconseja hidratarse con frecuencia, evitar el sol en las horas de mayor intensidad, usar ropa liviana y clara, optar por comidas frescas y reducir la actividad física durante los momentos de más calor.





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